-Llena tu mano de sal, viertelo en un vaso con agua y bébelo.
Acto seguido el discípulo sigue las instrucciones y el Maestro le pregunta:
-¿Como sabe?
-Fuerte y desagradable Maestro
El Maestro le sonrió y le pidió llenarse nuevamente de sal la mano, con un gesto le pide que lo acompañe. El Maestro lo conduje hacia el lago y le ordena:
-Vierte la sal en el lago y bébelo.
El discípulo lo obedece, le pregunta el Maestro:
-¿A qué sabe?
-Agradable Maestro.
-¿Sientes el sabor de la sal?
-No Maestro
-El dolor existe joven discípulo, pero el dolor depende de algo, depende de donde lo coloquemos, cuando sientas dolor en tu alma ¡EXPANDETE! aumenta tus sentidos y todo lo que te rodea, cuando sientas dolor en tu alma deja de ser un vaso con agua y conviértete en un gran lago, amplio y sereno.
Maestro y discípulo se dispusieron a meditar a orillas del lago a contemplar lo aprendido. (Parábola ZEN)
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