LA TAZA DE TÉ

Un día por la mañana, el monasterio recibe la visita de un Profesor Universitario,  una vez atendido pide que se le lleve con el Maestro.

El discípulo encargado de la puerta lo lleva hacia el jardín, le muestra donde se encuentra el Maestro quien estaba instruyendo a un grupo de discípulos.

-Retírate -le dice el Profesor al discípulo- yo mismo me presentare ante el Maestro.

Al llegar con el Maestro exclama:

-Soy el Profesor de la Universidad de la ciudad, he aprendido de todo, mi reputación de erudito me precede, vengo con usted para aprender del ZEN y su doctrina.  

Los discípulos presentes esperaban que el Maestro los enviara a la biblioteca por los pergaminos, los libros, los dibujos antiguos y demás documentos para mostrárselos al Profesor, pero no fue así, el Maestro los mando a la cocina por una jarra de Té y un par de tazas sin dibujos. Sin decirle una sola palabra al Profesor, el Maestro lo invita a sentarse, él decide sentarse frente al Maestro.

Al llegar los discípulos con el Té y las tazas el Maestro le muestra al Profesor cual es la suya y se dispone a servirle el Té.

A pesar de que le sirve despacio no para de hacerlo, la taza se llena más y más cada segundo, más y más hasta derramarse frente a los ajos atónitos del Profesor, el Maestro no para,  sigue sirviendo el Té sobre la taza derramándose más y más, más y más cada segundo, hasta que el Profesor estalla en desesperación, se levanta y le dice al Maestro:

-Esta ya llena hasta los topes, no siga por favor.

-Así como esta taza -exclama el Maestro- estás tú, lleno de tus propias opiniones y especulaciones ¿cómo podría enseñarte lo que es el ZEN?, no podré hacerlo a menos que vacíes tu taza.

El Profesor se serena, decide nuevamente tomar asiento, pero ahora lo hace junto a los discípulos mientras que el Maestro continua instruyéndolos. (Parábola Zen)




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