EL ENEMIGO

Pago la comida
no por hacerte de menos,
sino por honrar tu compañía.

Te pregunto en el día cómo estás
no por atosigarte,
sino porque me preocupa
tu bienestar.

Quiero pasar por ti a tu trabajo
no por acosarte,
sino porque me gusta acompañarte
de camino a tu casa.

Las flores que te entrego
son los besos que no puedo darte.

Las sonrisas que dibujo con mis labios
son las caricias acumuladas en mis manos.

El decirte lo bien que te ves
es el decirte el bien que le haces a mi corazón por verte un día más.

Pero al amor que por ti siento le duele tu distancia, distancia que aprendiste por intenciones mundanas de mis antecesores,
intenciones derivadas por su incapacidad de conocer la belleza de tu esencia,
la belleza de tu naturaleza,
la belleza de la rosa con sus espinas,
la belleza del canto del ave sin su jaula,
la belleza de la luna llena en las noches más obscuras...

No límites mis acciones amada mía,
podría cansarme de mantener los brazos abiertos mientras que nunca por ti soy abrazado.

A ti,
dueña de mis suspiros y melancolías nocturnas,
no te pido que bajes la guardia,
no te pido que te confies,
sólo deseo que no guardes distancia,
ten por seguro que si algún día cometo una falta hacia ti,
me marchare de tu lado y nunca más sabras de mi,
pero si lo deseas,
defiendete de todos los hombres,
dediendete de mi si así lo consideras,
pero ten presente musa mía,
que entre todos los hombre...
yo no soy tu enemigo.

MARCOS SANTIAGO
Poesía Imperfecta
Serié Invierno

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